Como la encina: quizás no lo sabés, pero ya sos fuerte

Durante varios años mi mente quería muchas cosas y mi cuerpo no me respondía. Me sentía como disociada, había algo en mí que no encajaba.

Tenía migrañas desde los 11. Después vino la fibromialgia. Luego la fatiga. Más tarde, la ansiedad y la depresión camuflada.

Y con cada nuevo síntoma, crecía una sensación: “No voy a poder con esto.”

Hasta que un día leí sobre un árbol. Un árbol que no conocía, pero que tenía mi apellido: ENCINA.

La encina es fuerte. Resiste sequías, tormentas, temperaturas bajo cero. Crece lento, profundo, silencioso. Echa raíces anchas, como si supiera que para sostenerse arriba, tiene que afirmarse abajo.

Y aunque muchas veces su fuerza no se ve… está. Está adentro. Sosteniéndola.

Ahí entendí algo importante. Yo también tenía raíces. Y vos también.

Tal vez hoy no lo sientas. Tal vez estés cansada/o, confundida/o, sin entender qué le pasa a tu cuerpo.

Pero dentro tuyo hay algo que resiste. Que busca. Que late. Y esa fuerza —esa que quizás hoy te parece mínima— es el comienzo del camino.

Este blog nace para eso: Para compartirte herramientas, reflexiones, historias y recursos que te ayuden a volver a confiar en tu cuerpo, en tu vida, en tu fuerza.

Como la encina, ¡de raíz profunda, tronco firme y copa al viento!

Y vos también.

¡Bienvenida, bienvenido a este espacio que fusiona ciencia y amor!